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Thriving smart cities unfold where connectivity meets community

By Brendan O’Reilly, CEO UK & Ireland

Artículo publicado inicialmente por Forbes.com. El artículo original puede consultarse aquí.

La innovación en las ciudades inteligentes se está acelerando, tan rápido que las visiones lejanas del futuro se están convirtiendo en la realidad actual, transformando la forma en que las comunidades viven, trabajan y se divierten. En el centro de esta transformación se encuentra la infraestructura de conectividad digital que sustenta todos los aspectos de la vida moderna. Esta base invisible para el futuro permite resultados más inclusivos, sostenibles y resilientes para nuestras ciudades y las comunidades que las habitamos.

A la hora de crear una ciudad inteligente o emprender ese viaje, es fundamental comprender las comunidades actuales. ¿Cómo se conectan las personas? ¿Cuáles son los momentos importantes? ¿Qué es esencial para la seguridad? ¿Cómo podemos ayudar a restaurar el orgullo local? Pronto se ve que la tecnología por sí sola no es la respuesta a estas y muchas otras preguntas. Lo fundamental es que las soluciones para ciudades inteligentes se implementen con empatía y un propósito, partiendo del resultado que se desea alcanzar colectivamente. Solo entonces la conectividad y la tecnología que esta permite se convierten en herramientas poderosas para el progreso social.

A menudo, los proyectos de ciudades inteligentes evocan imágenes de grandes áreas metropolitanas. Sin embargo, son igual de cruciales, si no más, para la regeneración de ciudades que se han quedado atrás en las últimas décadas. Una de estas ciudades del Reino Unido ha experimentado una ambiciosa transformación centrada en la inclusión digital, la mejora de los servicios y la participación de la comunidad.

Una ciudad reinventada

Puede que no sea el primer lugar que nos venga a la mente, pero Sunderland (socio de Boldyn Networks) ha sido reconocida como la ciudad más inteligente del Reino Unido. Según la web municipal, «como líder reconocido en innovación en ciudades inteligentes, Sunderland aprovecha la tecnología avanzada para enriquecer la vida de sus residentes, impulsar el crecimiento económico y allanar el camino hacia un futuro más inteligente y conectado».

Sunderland cuenta con una orgullosa historia de innovación e industria, famosa por la construcción naval, la minería del carbón y la fabricación de vidrio. En 2019, las autoridades municipales vieron una oportunidad para impulsar la regeneración de toda la ciudad, identificando las oportunidades que mejor apoyarían a su comunidad y contribuirían a la innovación en la gestión de una zona metropolitana sostenible, donde viven unas 280.000 personas.

Así comenzó el programa de ciudad inteligente, centrado en transformar la comunidad mediante una combinación de soluciones de conectividad, como wifi pública, red 5G privada, red de área extensa de baja potencia (LoRaWAN) y el despliegue de fibra óptica. Ha sido un trampolín para reconcebir los servicios públicos y la participación de la comunidad.

Por qué se necesita un pueblo para construir una ciudad inteligente

Uno de los motores más potentes de las comunidades inteligentes y transformadoras es la solidez de las asociaciones público-privadas eficaces y a largo plazo. ¿Por qué? Porque la infraestructura digital que sustenta una ciudad inteligente no es una tarea a corto plazo. Son proyectos a gran escala y orientados al futuro que requieren ambición y resiliencia.

Las ciudades inteligentes de más éxito colaboran activamente con socios del sector privado para coinvertir, construir y, en ocasiones, ser copropietarias de la infraestructura. En muchos casos, las ciudades se asocian mediante acuerdos de concesión, en los que las organizaciones privadas adelantan la inversión inicial y recuperan los costes a lo largo del tiempo. Este modelo compartido permite a las ciudades poner en marcha proyectos ambiciosos que, de otro modo, quedarían fuera de su alcance, especialmente cuando los recursos públicos son limitados.

Sin embargo, las asociaciones como estas no se limitan a financiar el despliegue de fibra óptica o la implantación del 5G; se trata de sumar fuerzas. El sector público aporta un profundo conocimiento de las necesidades locales y los resultados sociales a largo plazo, mientras que las organizaciones privadas ofrecen conocimientos técnicos, innovación y agilidad operativa.

Los resultados hablan por sí solos. Ciudades como Sunderland, Londres, Roma y Nueva York han aprovechado estos modelos para llevar a cabo proyectos transformadores mediante la creación de ecosistemas de socios comprometidos y capaces.

Para los líderes empresariales de todos los sectores, es una clara oportunidad de participar. Más allá de los proveedores de telecomunicaciones e infraestructuras, las empresas tecnológicas pueden desarrollar plataformas de integración que conecten los sistemas y servicios de las ciudades. Las empresas de datos pueden establecer marcos seguros y éticos para el intercambio de datos que protejan a los ciudadanos y permitan tomar decisiones más inteligentes. Las empresas emergentes y las pequeñas y medianas empresas (pymes) pueden poner en marcha proyectos hiperlocales, ya sea iluminación inteligente, wifi comunitaria o servicios sanitarios conectados, demostrando su valor a nivel de barrio antes de hacerlos extensivos a toda la ciudad.

Independientemente del sector o tamaño, contribuir a una ciudad más inteligente e inclusiva no es algo reservado a unos pocos. Se trata de encontrar dónde encajan las habilidades, la tecnología y las ideas de una organización como parte de una misión más amplia para mejorar la vida y fortalecer las comunidades.

Porque construir el futuro no es un proyecto individual, sino colectivo, y funciona mejor cuando todos tienen voz y voto.

Una hoja de ruta para las ciudades del futuro

El desarrollo de las ciudades inteligentes no es solo tecnología sin más, sino una palanca estratégica para el empoderamiento económico, la educación y el bienestar. Para las empresas locales, la infraestructura de red abre nuevos mercados y aumenta la productividad. Para los servicios públicos, eso significa acceso a herramientas inmersivas, una gestión eficiente de los recursos y una mayor inclusión digital. También ofrece nuevas opciones de atención e independencia.

La conectividad lo sustenta todo. Como facilitadora de los servicios digitales, la automatización y la toma de decisiones basada en datos, una infraestructura sólida es la base de cualquier visión de ciudad inteligente. En todo el mundo, todos los proyectos de ciudades inteligentes deben compartir un denominador común: empoderar a las personas, proporcionándoles la conectividad que da sentido a la innovación.

Hay pruebas de lo que se puede conseguir cuando la tecnología se implementa no solo con inteligencia, sino también con corazón. A medida que las ciudades buscan construir un futuro más inteligente, harían bien en empezar por donde lo hizo Sunderland: escuchando las necesidades de sus ciudadanos y construyendo desde cero, sin dejar a nadie ni a ningún lugar atrás.

El futuro no solo es inteligente, es humano. Y comienza con la conexión.